Hubo
una vez en una lujosa casa cerca de un país que estaba en guerra,
una chica llamada Iris. Iris tenía veinte años, vivía con su padre
(una persona con mucho dinero) llamado Jorge, a Iris no le faltaba
nada (estudios,comida...), pero por lástima no tenía madre, ya que
murió en la guerra, su madre se llamaba Alicia y era enfermera y
curaba a los soldados y víctimas de la guerra y así conoció a su
padre (el padre de Iris). El padre de Iris decidió que si su hija
quería ser médico, que lo fuera, para la gente importante, pero Iris
no quería curar a la gente rica sino irse a curar a las víctimas de
la guerra como su madre.
Cuando
Iris le contó a su padre que había mandado una solicitud a un gran
médico llamado Roberto, que necesitaba un ayudante para ir a la
guerra, su padre le contestó esto:
-¿Qué? ¿Cómo?. Esas cosas son para hombres, las mujeres en la guerra no
debéis hacer nada, yo te he dado la oportunidad de que seas médico y
no has querido así es que te casarás, tendrás hijos y serás una ama
de casa, ¿eso es lo que quieres, no?-. Le dijo su padre con furia.
E
Iris le contestó:
-Yo
creo que las mujeres podemos hacer lo mismo que los hombres incluso
más, yo no voy a la guerra a matar si no a curar, me iré dentro de
dos días y allí me dirán si valgo o no, simplemente te lo he dicho
para informarte ya que me esperaba tu respuesta. Papa te quiero, pero
quiero ayudar, y seguir mi sueño y como veo tú no me apoyas, adiós.-
le dijo Iris a su padre con firmeza.
Iris
se fue a una ciudad que no conocía de nada, la chica iba un poco
triste de haber dejado a su querido padre, su vida, sus amigos...
Pero sabía que al lado de su padre se tendría que casar (ya que no
había aceptado ser médico para las personas importantes) tener una
familia y entregarse a su marido... Cuando la muchacha llegó al
edificio donde le dirían si podía ser aquella acompañante, se
sintió un poco mal ya que allí solo había cinco hombres, ella se
había imaginado mujeres y hombres valorando, pero no. Allí en una
esquina estaba su contrincante para el puesto de ayudante, un chico
alto y muy fuerte.
Cuando
Iris llegó, aquellos hombres la miraron horrorizados, y uno con voz
de gracioso le dijo:
-Oye
niña te has equivocado de lugar aquí soló buscamos a hombres
fuertes, no ha niñitas-. Dijo con voz guasona.
-Yo
no soy una niñita, y si he venido es porque puedo valer más que un
hombre muy fuerte, y creo que tengo derecho a que me pongáis a
prueba-. Dijo la chica con voz de luchadora.
Entonces
decidieron ponerlos a prueba a los dos (a Iris y al chico). La prueba
consistía en llevarlos a un lugar donde había muchos heridos tras
una gran pelea. Los cinco hombres apostaron por el chico. El chico
ayudó a un hombre y le curó un herida de la mano, a un niño le
vendó una pierna y poco más. Pero Iris ayudó a una mujer dar a luz
le curó a un señor un pie lleno de cortes y heridas...
Al
final un hombre le dijo a los demás:
-El
chico es muy fuerte pero carece de corazón, sin embargo a la chica
le ha dado igual que fuera un hombre, una mujer, un pie, un parto...
Yo creo que la chica vale para esto.-. Dijo el hombre muy decidido.
Todos
le dieron la razón. Iris se convirtió en la gran ayudante y de hay
en adelante las mujeres fueron teniendo más libertad. Pronto Iris y
el doctor Roberto montaron una clínica médica en la que las mujeres
trabajaban como médicos y enfermeras... Allí había igualdad.
Iris solucionó sus problemas con su padre, y se caso con el doctor
pero nunca en ese matrimonio hubo desigualdad.
FIN
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